Enormemente intrigado y profundamente cuestionado frente a las corrientes políticas e ideológicas que abandonan sus cauces cada vez que la marea colombiana se agita, propongo compartir hoy, en la noche del "día supremo de la patria", algunos pensamientos que llevan rato empolvándose en mi cabeza. Pienso que lo mejor, después de pasar aspiradora y trapo mojado, debe ser dotarlos de vida propia y calor a partir de una sano debate.
Sin más, y buscando el éxito de las Gotas cordiales de Andrés Hoyos, o de los Microlingotes de Óscar Alarcón, presento un artículo que pinta a repetirse: Breves para rato.
----------------
** A veces creo que la razón por la cual los gobiernos de izquierda están en auge en los países latinoamericanos, es porque no existe ya una razón para temerles, o por lo menos, para dudar de su efectividad: los capitales estatales y la amenaza del modelo comunista, principales preocupaciones del hemisferio durante la guerra fría, han sido olvidados tras el crecimiento de las multinacionales y de la presencia del FMI y del BM; entonces, cuando ya las propiedades y el dinero está en constante circulación a otros bolsillos, ¿qué se debe proteger? ¿se necesita de un sistema político rígido que controle los intereses bancarios de un país, armando superestados dictatoriales?
La izquierda ya no preocupa a los grandes mercados mundiales. Allá ellos, dirán, que se consuman los "nostálgicos del comunismo"; todo lo que se tenía que hacer, ya se hizo.
** El cuadro de la guerra en Colombia puede ser comparado, para futuras explicaciones a extranjeros incautos, con una persona víctima de cáncer.
Los organismos débiles y mal constituidos son proclives a enfermarse con mayor facilidad. Colombia es un estado mal constituido, y por lo tanto, débil (ahí es donde se debería entrar a enlistar las razones, lo cual es bastante dispendioso ahora, aunque necesario para el extranjero). Los grupos armados ilegales son el cáncer que se incubó en muchas de estas falencias, y no ha dejado de crecer desde entonces.
Lo que estamos experimentando estos días dentro del marco de la "seguridad democrática" es una suerte de quimioterapía que, aunque efectiva en algunos países enfermos, no deja de producir perdida de cabello, degeneración de ciertos tejidos, entre otros efectos secundarios.
Queda en responsabilidad del extranjero pensar una solución a partir de este símil.
* * La cuestión del transporte público, en concreto de los buses y busetas, es el ejemplo más acertado de nuestras malas costumbres políticas.
¿qué actitudes y visión de mundo pueden esperarse de una persona que coje bus prácticamente donde se le da la gana? Absoluta comodidad, tal vez; Ignorancia total de las normas de movilidad y tráfico; Una leve pero constante sensación diaria de que "todo va a estar ahí cuando lo necesite; todo estará a pedir de boca; acato las normas, siempre y cuando no interfieran con mis objetivos personales".
Coger bus, en este sentido, puede ser el germen de la "ley del mínimo esfuerzo". Quienes tienen que movilizarse en ciudades con elaborados sistemas integrados de transporte masivo (metro, tren, tranvía, buses articulados), seguramente poseen otras rutinas: levantarse temprano, ser puntual, disponer de tiempos más exactos para cada cosa... Es el usuario que dispone, si quiere, de una oferta organizada de medios de transporte, y no al revés: una oferta irregular de medios de transporte que se hace lugar por donde sea y sobre el que sea, con tal de acaparar el mayor número de usuarios.
Nos hemos enseñado a mal, y esa ley del mínimo esfuerzo se puede ver en cualquier lado.
Sin más, y buscando el éxito de las Gotas cordiales de Andrés Hoyos, o de los Microlingotes de Óscar Alarcón, presento un artículo que pinta a repetirse: Breves para rato.
----------------
** A veces creo que la razón por la cual los gobiernos de izquierda están en auge en los países latinoamericanos, es porque no existe ya una razón para temerles, o por lo menos, para dudar de su efectividad: los capitales estatales y la amenaza del modelo comunista, principales preocupaciones del hemisferio durante la guerra fría, han sido olvidados tras el crecimiento de las multinacionales y de la presencia del FMI y del BM; entonces, cuando ya las propiedades y el dinero está en constante circulación a otros bolsillos, ¿qué se debe proteger? ¿se necesita de un sistema político rígido que controle los intereses bancarios de un país, armando superestados dictatoriales?
La izquierda ya no preocupa a los grandes mercados mundiales. Allá ellos, dirán, que se consuman los "nostálgicos del comunismo"; todo lo que se tenía que hacer, ya se hizo.
** El cuadro de la guerra en Colombia puede ser comparado, para futuras explicaciones a extranjeros incautos, con una persona víctima de cáncer.
Los organismos débiles y mal constituidos son proclives a enfermarse con mayor facilidad. Colombia es un estado mal constituido, y por lo tanto, débil (ahí es donde se debería entrar a enlistar las razones, lo cual es bastante dispendioso ahora, aunque necesario para el extranjero). Los grupos armados ilegales son el cáncer que se incubó en muchas de estas falencias, y no ha dejado de crecer desde entonces.
Lo que estamos experimentando estos días dentro del marco de la "seguridad democrática" es una suerte de quimioterapía que, aunque efectiva en algunos países enfermos, no deja de producir perdida de cabello, degeneración de ciertos tejidos, entre otros efectos secundarios.
Queda en responsabilidad del extranjero pensar una solución a partir de este símil.
* * La cuestión del transporte público, en concreto de los buses y busetas, es el ejemplo más acertado de nuestras malas costumbres políticas.
¿qué actitudes y visión de mundo pueden esperarse de una persona que coje bus prácticamente donde se le da la gana? Absoluta comodidad, tal vez; Ignorancia total de las normas de movilidad y tráfico; Una leve pero constante sensación diaria de que "todo va a estar ahí cuando lo necesite; todo estará a pedir de boca; acato las normas, siempre y cuando no interfieran con mis objetivos personales".
Coger bus, en este sentido, puede ser el germen de la "ley del mínimo esfuerzo". Quienes tienen que movilizarse en ciudades con elaborados sistemas integrados de transporte masivo (metro, tren, tranvía, buses articulados), seguramente poseen otras rutinas: levantarse temprano, ser puntual, disponer de tiempos más exactos para cada cosa... Es el usuario que dispone, si quiere, de una oferta organizada de medios de transporte, y no al revés: una oferta irregular de medios de transporte que se hace lugar por donde sea y sobre el que sea, con tal de acaparar el mayor número de usuarios.
Nos hemos enseñado a mal, y esa ley del mínimo esfuerzo se puede ver en cualquier lado.