sábado, 12 de julio de 2008

A una cuadra de mi casa.

A una cuadra de mi casa llegó la tecnología y retó a muerte a la tradición y la añoranza. Al otro lado de las cuerdas es complicado saber en qué va la pelea, o si ya terminó. Sólo sé que la imagen estridente de ese lugar me ha golpeado sin descanso.

La esmeralda a simple vista parece otra carnicería común y corriente (sin una bandera roja, claro está) ubicada a un costado de la Av. Calle 53, en el barrio del mismo nombre.

Recorriendo sus espacios pálidos de blanca baldosa y cueros colgantes me percaté de aquello que esperaría en cualquier lugar, es decir, en cualquiera de los imaginables, menos en una carnicería de barrio sin bandera roja y de letrero verde zapote.

Una marquesina rectangular de gran tamaño y a full color proyectaba a espaldas de los carniceros las ofertas del día y los precios más "cómodos". Todos ellos en un movimiento y parpadeo perpétuos, con hora y fecha incluidos, al mejor estilo del reporte de las acciones del Wall Street: Menudencias, mollejas, costilla, pierna, buche, chunchullo... caminando con esa luminotecnia tan neoyorkina, tan de Las Vegas, tan cosmopolita...

Cuando ví un Bienvenidos con letras bailarinas, no pude contenerme más y me cagué de la risa.

Ante la vista desconcertada de los carniceros seguí con mis pedidos, justo antes de entrar al breve trance hipnótico de esa sicodelia carnívora que me absorbía y me abría el apetito. "¿se la corto bien fina, vecino?" sonó el chasquido. Y volví al mundo terrenal, que en ese momento no era tan terrenal, pensando hacia dónde habría ido la vieja tabla de precios. Esa vieja, vieja tabla de precios, siempre roida y enemiga de los ciegos, hoy derrotada por una marquesina que en alguna tienda de pueblo no haria otra cosa sino asombrar, o asustar.

En mis adentros seguía riendo mientras miraba cómo había un área para todo: área de corte, área de limpieza de cortes, área de lavado de manos... Y toda clase de equipos de punta al servicio de la disección de animales muertos; casi la perfecta armonía sanitaria, si no fuera porque los empleados no usaban guantes.

Pagué, entonces, luego de que me pasaran la mercancia por la báscula (que funcionaba con energía atómica, seguramente), y me retiré con ese tatuaje cerebral muy en carne viva que ha sido La esmeralda.

El problema es que no he podido dejar de pensar qué necesidad tiene una carnicería en ascenso de tener un letrero de neón enorme que anuncie los precios, dé la hora y salude. (¿llamar la atención?) Podría decirse que es el plus de La esmeralda queriendole decir a la competencia "sus precios pueden intimidarnos, pero nosotros tenemos un aviso de neón"; O también puede ser como uno de esos artilugios publicitarios que sólo tienen sentido para el que los pone, como el payaso ronco con megáfono en mano que invita a probarse la ropa de algún local , o esos mancitos de viento que se sacuden frenéticos en las puertas de las discotecas. A mi nada de eso me causa gracia, y menos afecta mis tendencias de consumo, pero la fórmula se repite bastante. Es que por algo deben estar ahí.

4 comentarios:

Emmanuel Ariza dijo...

"...casi la perfecta armonía sanitaria, si no fuera porque los empleados no usaban guantes."

jajajaja.... tristemente gracioso

Unknown dijo...

que uno llegue a comprar carne y le aparezca un letrero q diga "bienvenidos" con letras bailarinas... jajaja... si ese tipo de publicidad ridiculamente cómica funciona en el consumidor promedio, no se, deberian poner un aviso de neon en los puestos de venta de soho q diga "Yidis candente, si creyo q con lo del tino habiamos caido bajo, no señor, vea este ejemplar q la tiene como portada"... o algo como "sueñe con el cuerpo del delito en una revista"... jejeje muy buen video, muy buen escrito.. señor, lo felicito...

Anónimo dijo...

"...pero la fórmula se repite bastante. Es que por algo deben estar ahí."
muy bueno y pateticamente realista, llenos de basura publicitaria a lo largo de la ciudad...en realidad sera que funciona?
Erika Torres

Anónimo dijo...

..ya puedo imaginar a las señoras diciendo a sus maridos "mijo, vea, mejor vayamos a La Esmeralda a ver las luces". Definitivamente, La Esmeralda sera todo un hit de la industria carnica!.

por cierto!..feliz cumpleaños Lucho!